Las herramientas de la agricultura funcionan como instrumentos de apoyo para facilitar, agilizar y optimizar las labores del campo. Su funcionamiento depende del tipo de herramienta: las manuales, como palas, azadones o machetes, operan con la fuerza del agricultor y se usan para tareas básicas como cavar, cortar o remover la tierra; mientras que las herramientas motorizadas, como fumigadoras, sembradoras o motocultores, funcionan con energía mecánica o combustible, permitiendo cubrir mayores extensiones de terreno en menos tiempo. En ambos casos, su objetivo es mejorar la eficiencia, reducir el esfuerzo físico y aumentar la productividad en las actividades agrícolas. Estas herramientas agrícolas están diseñadas para adaptarse a distintos cultivos, tipos de suelo y condiciones climáticas, lo que las convierte en aliadas esenciales para el desarrollo del agro en Colombia.